Por Sandy Berger
El otro día vi a una pequeña de tres años, con su mantita rosa en una mano y un chupete en la boca, que se acercaba a una computadora y manejaba el ratón como si hubiera estado acostumbrada a hacerlo desde hacía años. Esa pequeña pronto se convertirá en una niña de diez años que podrá realizar casi cualquier tarea con una computadora.
¿Por qué entonces los chicos parecen tener tanta facilidad para manejar las computadoras, mientras que los adultos, comúnmente, deben esforzarse aun para realizar las tareas más simples? No es verdad que los chicos sean más inteligentes que los adultos; simplemente poseen distintas formas de ver las cosas y diferentes experiencias de vida.
Por otra parte, también es cierto que estos jóvenes han crecido en el mundo de las computadoras. Las máquinas portátiles, las impresoras y los reproductores de música digitales forman parte de su existencia de un modo casi natural. Se sienten cómodos usando internet, tanto como un entretenimiento como un instrumento para la investigación. Desbordan seguridad en todo lo que hacen. Aun cuando no sepan realizar algo en la computadora, se lanzarán de todos modos a la tarea, con la certeza de que encontrarán la manera de hacerlo.
Los mayores, por cierto, nunca contaron con la ventaja de aprender a usar la computadora en la escuela. Para cuando vieron su primera computadora personal, ya se habían acostumbrado a usar papel, lápiz y calculadora para realizar todas las tareas requeridas. Estaban habituados al entretenimiento que brindaban la radio y la televisión, y a la investigación en las bibliotecas. En vez de resultarles un artículo práctico, la computadora se convertía en un aparato extraño y desconocido. De modo que suele ser bastante natural que, al principio, tiendan a acercársele con temor y vacilación.
Las diferencias entre estos dos grupos de edad se ven acentuadas, además, por las discrepancias en los hábitos y las formas de hacer las cosas. Los jóvenes han crecido en el mundo de la información veloz. Están acostumbrados a moverse muy rápidamente y a tomar pequeñas cantidades de información de un lado y de otro. Los mayores, generalmente, hacen las cosas de una manera más lenta y metódica. En una página web, un joven oprimirá rápidamente en cada enlace apropiado. Una persona mayor se tomará, en cambio, su tiempo para analizar las opciones antes de decidir dónde va a oprimir.
Las experiencias de vida también cuentan. Mientras que los jóvenes, en su gran mayoría, disfrutan dejándose llevar por el instinto, los mayores están habituados a considerar cada cosa detenidamente. La experiencia les ha enseñado que adquirir un seguro puede ahorrarles tiempo y esfuerzo en el futuro. Así que, cada vez que se acercan a la computadora, tratan de "tomarse su tiempo para estar seguros". Quieren estar prevenidos contra los posibles problemas de la computadora y seguros de que serán capaces de corregir cualquier error.
También existen diferencias culturales entre estos dos grupos. Si bien a los mayores les encanta la música, sin embargo, no están tan acostumbrados a escucharla estando "en movimiento", como lo hacen los más jóvenes. El teléfono celular, los mensajes de texto y la mensajería instantánea se han convertido en parte habitual de la cultura de los jóvenes, mientras que los adultos deben esforzarse para incorporar estas nuevas cosas a su vida.
Todas estas diferencias se trasladan a la experiencia personal, a la hora de sentarse frente a una computadora, y en consecuencia implica que a los mayores les signifique un esfuerzo considerable tratar de integrarse a la cultura informática. No obstante, como lo demuestra este sitio de AARP, nuestros adultos ya están adoptando la tecnología. Están superando sus temores iniciales, cambiando sus hábitos y aprovechando todos los beneficios que ofrecen las computadoras y la tecnología en general. Quizá nosotros, los adultos, no seamos tan hábiles y rápidos con las computadoras como los jóvenes, pero, ciertamente, estamos experimentando, adaptándonos y disfrutando cada minuto.
¿Por qué entonces los chicos parecen tener tanta facilidad para manejar las computadoras, mientras que los adultos, comúnmente, deben esforzarse aun para realizar las tareas más simples? No es verdad que los chicos sean más inteligentes que los adultos; simplemente poseen distintas formas de ver las cosas y diferentes experiencias de vida.
Por otra parte, también es cierto que estos jóvenes han crecido en el mundo de las computadoras. Las máquinas portátiles, las impresoras y los reproductores de música digitales forman parte de su existencia de un modo casi natural. Se sienten cómodos usando internet, tanto como un entretenimiento como un instrumento para la investigación. Desbordan seguridad en todo lo que hacen. Aun cuando no sepan realizar algo en la computadora, se lanzarán de todos modos a la tarea, con la certeza de que encontrarán la manera de hacerlo.
Los mayores, por cierto, nunca contaron con la ventaja de aprender a usar la computadora en la escuela. Para cuando vieron su primera computadora personal, ya se habían acostumbrado a usar papel, lápiz y calculadora para realizar todas las tareas requeridas. Estaban habituados al entretenimiento que brindaban la radio y la televisión, y a la investigación en las bibliotecas. En vez de resultarles un artículo práctico, la computadora se convertía en un aparato extraño y desconocido. De modo que suele ser bastante natural que, al principio, tiendan a acercársele con temor y vacilación.
Las diferencias entre estos dos grupos de edad se ven acentuadas, además, por las discrepancias en los hábitos y las formas de hacer las cosas. Los jóvenes han crecido en el mundo de la información veloz. Están acostumbrados a moverse muy rápidamente y a tomar pequeñas cantidades de información de un lado y de otro. Los mayores, generalmente, hacen las cosas de una manera más lenta y metódica. En una página web, un joven oprimirá rápidamente en cada enlace apropiado. Una persona mayor se tomará, en cambio, su tiempo para analizar las opciones antes de decidir dónde va a oprimir.
Las experiencias de vida también cuentan. Mientras que los jóvenes, en su gran mayoría, disfrutan dejándose llevar por el instinto, los mayores están habituados a considerar cada cosa detenidamente. La experiencia les ha enseñado que adquirir un seguro puede ahorrarles tiempo y esfuerzo en el futuro. Así que, cada vez que se acercan a la computadora, tratan de "tomarse su tiempo para estar seguros". Quieren estar prevenidos contra los posibles problemas de la computadora y seguros de que serán capaces de corregir cualquier error.
También existen diferencias culturales entre estos dos grupos. Si bien a los mayores les encanta la música, sin embargo, no están tan acostumbrados a escucharla estando "en movimiento", como lo hacen los más jóvenes. El teléfono celular, los mensajes de texto y la mensajería instantánea se han convertido en parte habitual de la cultura de los jóvenes, mientras que los adultos deben esforzarse para incorporar estas nuevas cosas a su vida.
Todas estas diferencias se trasladan a la experiencia personal, a la hora de sentarse frente a una computadora, y en consecuencia implica que a los mayores les signifique un esfuerzo considerable tratar de integrarse a la cultura informática. No obstante, como lo demuestra este sitio de AARP, nuestros adultos ya están adoptando la tecnología. Están superando sus temores iniciales, cambiando sus hábitos y aprovechando todos los beneficios que ofrecen las computadoras y la tecnología en general. Quizá nosotros, los adultos, no seamos tan hábiles y rápidos con las computadoras como los jóvenes, pero, ciertamente, estamos experimentando, adaptándonos y disfrutando cada minuto.
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